La fase de especialista fue más amena y entretenida. El hecho de conocer a casi todos los alumnos de la escuela hace que te relaciones más. Cuando regresé a la escuela después de enfermar, mi tutora estaba de baja y entre la sustituta y yo hacíamos las clases. Con ella las clases eran bien distintas: para empezar, siempre hablaba en inglés. Además, como era actriz intentaba relacionar las actividades en inglés con la expresión y tenía bastante éxito. En quinto hice “the question of the week” porque coincidió que Marta no estaba y la sustituta no sabía cómo se hacía. Aunque no sirvió de mucho porque creo que no lo tuvo en cuenta para las notas. Con ella (y con el sustituto de la maestra de educación física) hablaba bastante. Por su parte me sentí acogida.
Hasta mi intervención, básicamente ayudaba a los alumnos cuando estaban haciendo las actividades. Como tenía que hacer anotaciones, me sentaba en un rincón donde no molestara y cuando tenía que ayudar lo hacía.
Cuando empezó mi intervención pude hacer las cosas a mi manera. Llegaba, les explicaba el vocabulario y les proponía una actividad que luego entre todos corregíamos. Dado que no podía mandarles deberes, siempre tenía que dejar tiempo para hacer las actividades. Me parece que así no se avanza mucho, hay que invertir mejor el tiempo porque muchos sólo tienen contacto con el inglés en la escuela. No me puse nerviosa puesto que había estado con ellos un mes y se podía decir que les conocía. Me sorprendió que cuando les hablaba inglés muchos ponían cara de no entender nada y casi siempre intervenían los mismos. Si llevan desde P4 haciendo inglés me deberían de haber entendido. Cuando algo no lo entendían, se lo repetía de otra manera para ver si así me entendían. Incluso alguna vez me ayudaban porque los alumnos más avanzados también pueden hacer de "maestros". Intenté aplicar la expresión “aprender jugando” aunque no siempre es posible. Me gustaría haber usado más la pizarra digital pero para eso tendría que saber utilizarla mejor y yo no he dado ningún curso para ello. Aún así, la usé para corregir las actividades y para explicar el vocabulario.
La relación con la tutora no era la más idónea. Cuando tenía dudas o quería saber determinados aspectos como la evaluación se lo preguntaba pero no había mucha conversación. La encontraba distante. La sustituta me hacía más participe de la clase (por ejemplo, cuando jugábamos era yo quien apuntaba el vocabulario en la pizarra, etc.). A veces tenía la sensación de que molestaba o como si no le gustara que los alumnos me llamaran más a mí para comentar sus dudas. Admito que tengo que mejorar, pero también puedo aportar ideas o nuevas maneras de hacer las clases.